La fijación del precio del carbono traerá consigo un aumento sustancial de los ingresos; se calcula que las ganancias de este material, de aquí al 2030 ascenderían a 63.800 millones de dólares anuales. Esto, en vista del incremento en los costos y gastos del carbono. Asimismo, el precio de este mineral ayudará a dirigir los flujos de capital del financiamiento climático hacia las soluciones más rentables y menos disruptivas económicamente hablando.
Al mismo tiempo, reciclar estos retornos en las economías mundiales compensará algunas de las presiones enfrentadas durante la transición global a emisiones neta cero, moderando así los efectos de la fijación de precio al carbono sobre el crecimiento fiscal. Si bien, los impactos económicos adversos pueden manejarse, no se distribuirán de manera uniforme entre sectores y regiones, lo que resultará en un desequilibrio inherente.
Los gobiernos han señalado que, una gran proporción de estos fondos obtenidos, se reasignarán a los hogares más vulnerables para aislarlos de los peores efectos del aumento de los costos, lo que ayudará a mantener el apoyo público a la iniciativa.
Por su parte, las empresas deberán abordar los desafíos de la descarbonización en todas sus cadenas de valor, que pueden ir desde grandes emisores de Gases de Efecto Invernadero, como los fabricantes de cemento, hasta las pequeñas y medianas empresas (PYME) con menores emisiones. También será importante que tanto las empresas como los gobiernos, reconozcan que las huellas de carbono comparativamente más pequeñas de las pymes representan un segmento significativo de la economía chilena en cuanto a emisiones.
Por lo tanto, independiente de la escala, las empresas chilenas deben planificar cómo realizarán la transición hacia el inminente futuro con bajas emisiones de carbono. Sin embargo, muchas no han considerado el impacto de las emisiones Neta Cero en sus decisiones de inversión y producción, ni tampoco en sus planes comerciales generales. Esta inercia puede ser particularmente problemática para las organizaciones con altas emisiones, que probablemente encuentren la transición a un futuro bajo en carbono como un desafío no menor.
No hay duda que este momento es clave para identificar las industrias, emprendedores, medianas y pequeñas empresas que apoyarán en esta dirección; de no hacerlo, contar con los ingresos del carbono reciclado para ayudar en una transición a cero neto, se volverá una tarea todavía más desafiante.
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